Historia de dos veteranos del curso 57

La historia de dos veteranos del curso 57 es conmovedora y llena de valentía. Estos dos hombres, que lucharon juntos en la antigua agrupación de banderas paracaidistas allá por el año 1964, tienen una amistad indestructible, su espíritu de camaradería nunca se rompió. Cada vez que se ven, comparten historias de batallas pasadas y recuerdos de los compañeros caídos. A través de su amistad, encuentran consuelo y apoyo mutuo en la difícil transición a la vida civil. Ambos son testigos vivientes de su paso por la brigada paracaidista, pero también son ejemplos de coraje y resiliencia. Su historia es un recordatorio de la importancia de honrar y valorar a nuestros veteranos, quienes sacrificaron tanto por nuestra libertad.

Esta es mi humilde y real historia, de las primeras vacaciones que tuve a mi recién llegada al Cuartel de Lepanto en la Brigada Paracaidista del Ejército de Tierra, en Alcalá de Henares. Era un 5 de Abril de 1964, se habían conmemorado los 25 años de PAZ, y con tal motivo, hubo un indulto para los soldados, algunos en prisiones, otros arrestados y los residentes en la PELOTA, era una autentica fiesta, en particular para los indultados, ese mismo dia hubo una orden para todos los Paracaidistas ( prohibido ausentarse de Alcalá de Henares ). No pasa nada comentamos algunos de nosotros, y esa fue nuestra perdición, una treintena de nosotros nos dirigimos a la Estación, con la firme decisión de trasladarnos a Madrid, no hubo tiempo ni siquiera de sacar los billetes, nuestra alegria se difuminó en segundos, allí seguramente escondida estaba la Policia Militar, que uno a uno, nos fue tomando nota del carnet y compañía a la que perteneciamos, en ese instante dio comienzo, el mayor calvario que un soldado haya podido sufrir. De regreso al cuartel todos abatidos, algunos de los más veteranos comentaban, 10 dias de PELOTA, otros decian yo creo que 15, a lo que yo, recien llegado al cuartel, pués llevaba escasamente unos días, pregunté QUE ES LA PELOTA, pronto lo sabrás me dijeron. Formados en el cuerpo de guardia, apareció el Capitán SAGASETA, sin duda alguna, el más recto y duro Militar que nos pudiera haber tocado en suerte, y estas fueron sus palabras, POR INTENTO DE AUSENTARSE DE LA PLAZA 30 DE DIAS DE PELOTON, dirigite a la compañía, ponte el traje de faena, y no pares de correr, me dijo uno de los más veteranos, ese fue el momento en que comprendí lo que era la PELOTA. La primera visita que hicimos fue a la peluquería, cabezas totalmente rapadas, que cada 5 o 6 dias, eran repasadas de nuevo, para que no hubiera lugar a dudas, esto era el PELOTON DISCIPLINARIO, para nosotros no habia DIANA, todo dependia del sueño que tuviera el jefe del pelotón, las 3 o 4 de la madrugada, allí hacinados en los calabozos, y con una unica manta de compañera, aparecia aquel que estuviera de servicio, para empezar una de las muchas y duras jornadas que vivimos, limpieza del cuartel, hasta el más minimo detalle, barrer, fregar hasta la hora de Diana, y a correr, no podiamos estar parados, siempre trotando y dando palmadas en las piernas, no podias hablar con ningún soldado, pués en ese caso, tu castigo se duplicaba y con el soldado que hablaras entraba al pelotón, desayunos, comidas o cenas, las haciamos saltando, no habia otra forma de hacerlo, so pena de pararte y llevarte una ensalada de ostias, acabada la cena de más de 1000 soldados, haciamos acto de presencia para fregar el comedor, que parecia una pista de aterrizaje de aviones, los cepillos de raices eran nuestros mas fieles compañeros, agua y a fregar, a mitad del trabajo, habia que empezar de nuevo, esa era una máxima de cualquier vigilante, no les gustaba nunca nuestro trabajo. Las noches eran horrorosas e interminables, en más de una ocasión aparecia el vigilante y nos levantaba a las 2 o 3 de la madrugada, para llevarnos al RIO HENARES, allí teníamos que sacar piedras del rio, y voverla a meter, hasta que le saliera de los h….., al vigilante, y de vuelta al cuartel siempre corriendo, así un dia tras otro hasta cuplir los 30 de castigo, algunos de mis compañeros desertaron, al finalizar estas malditas vacaciones, y acabaron en prisiones militares, y finalizaron su MILI tras varios años sumados al compromiso de los 2 años firmados, pués el tiempo en prisiones no contaba como servicio de MILI. Desde estas líneas y para aquellos CABALLEROS LEGIONARIOS PARACAIDISTAS, que pasamos por la PELOTA, mi más sincero abrazo. Ricardo de las Heras Aguayo

Ricardo de las Heras y Carlos Amor Sanz. curso 57

Por Ricardo de las Heras

Por Carlos Amor Sanz